El libro de Guardini, según nos revela el cardenal, fue considerado en su época(1918), el comienzo del movimiento litúrgico en Alemania. A su través, el autor hizo patente que la liturgia es el centro animador de la Iglesia, el núcleo de la vida cristiana, además, contribuyó a que el culto fuera redescubierto en toda su belleza, en su riqueza arcana, en una grandeza que trasciende todos los tiempos.
Fue tal el talante de ese libro que, a partir de él, se buscó llegar a entender la liturgia como una oración de la Iglesia, inspirada y guiada por el Espíritu Santo, en la que Cristo continúa haciéndose presente a fin de entrar en nuestra vida.
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