En el principio de la vida de la Iglesia se bautizaba solo a los convertidos. La tarea es al contrario: convertir a los bautizados.
En los primeros años de la era cristiana, la Iglesia se volvió misionera y proclamaba la Buena Nueva de salvación en todo el mundo conocido. Mas, hoy día, es la Iglesia misma la que debe ser misionada y evangelizada desde el interior. La Iglesia no es principalmente la barca que pesca hombres en el lago del mundo, sino el lago mismo
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